Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, Ella y José llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor de acuerdo con lo escrito en la Ley. Todo primogénito varón será consagrado al Señor. También para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios. En él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto al Mesías. Cuando José y María entraban con el Niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley. Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque mis ojos han visto a tu Salvador.

El padre y la madre del Niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús le anunció:

Este Niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma.

Había también una profetisa. Ana era una mujer muy anciana que no se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

Y cuando se cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

Jesús iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

Mi propósito de Navidad

Hoy buscaré una necesidad de alguna persona y le daré un servicio con alegría y amor.

¿Qué aprendiste hoy?

  • María cumplió con lo establecido por la ley; Debía presentar a su Hijo ante Dios.
  • Ella sabía que Jesús era Dios y que no hubiera sido necesario cumplir con esa norma; sin embargo siempre fue fiel y obediente a la voluntad de Dios.
  • Estando en el Templo, la Virgen María, recibió un anuncio de parte de Simeón: una espada atravesaría su alma.
  • Esto lo dijo, indicándole a María que Jesús habría de morir por nosotros y ella recibiría un dolor muy fuerte por esa situación.
  •  Un corazón como el de la Virgen María: Generoso, limpio, alegre, obediente.

Elaborado por:
Maestra Rosa del Carmen Marroquín
Área de Educación en la Fe